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The Vow - Votos de Amor (2012): la metáfora del desamor como amnesia

¿Al final de tu relación no reconociste en tu expareja a la persona que amaste? Es un fenómeno común durante las rupturas y The Vow [Votos de Amor] nos confronta sobre ello.

José Miguel Bellido

26 de setiembre de 2024

Gabriel Rolón se ha convertido es un ícono de la reflexión contemporánea, con sus meditaciones sobre el amor, el duelo y la felicidad ha generado en muchas personas una mirada hacia el espejo interno del alma. No solo es la honestidad que transmite en cada reflexión lo que populariza sus ideas, sino también es la concatenación estética como, por ejemplo, los vínculos que establece entre acciones humanas y el cine.


Es precisamente uno de esos símiles rolonianos lo que me llevó a ver The Vow [Votos de Amor], una película que narra la pérdida de memoria parcial de Paige tras un accidente, lo que la lleva a olvidar que conoció, amó y se casó con Leo, co-protagonista de la película. La trama es sobria, no hay experimentaciones complejas con respecto al tiempo y sucesión de acciones, ese no es el propósito de la película. Su centro es la frustración descarnada de la promesa de amor eterno, tópico que acontece cotidianamente en los vínculos sociales.


Tal como mencionó Rolón, esta película muestra la metáfora del desamor como un estado de amnesia, en donde la persona que sigue amando no puede entender ni explicarse cómo la persona amada puede haber olvidado todas las promesas de amor hechas en la relación. Es lo que sucede con Leo, protagonista frustrado en su intento por hacer recordar a Paige que estaba enamorada de él, que era su esposa y era feliz de serlo. Es lo que suele suceder en las rupturas, hay una amante que trata de reconstruir la memoria de la amada: los regalos, las flores, las cenas especiales se hacen constantes para recuperar el amor que alguna vez calmó los demonios.

La desesperación surge cuando la amnesia parece irreparable, situación que Leo no quiere asimilar, hasta que sintiéndose vencido renuncia a vivir aferrándose a algo que no le corresponde, pues Paige demuestra por todos los medios posibles que no ama a Leo y no hay conexión que los empalme.


Para agudizar la situación, la memoria de Paige queda fijada en el momento en que amaba a Jeremy, una expareja durante su etapa universitaria. Leo decide dejar que Paige desenvuelva su camino desde un presente nuevo, sin involucrar el pasado reciente de la vida que estaban construyendo juntos.

De la misma forma, en las rupturas amorosas siempre hay un momento de lucidez de parte del amante, quien está tratando de convencer que todo vuelve a la “normalidad”, “a como era antes”, ese momento de lucidez consiste en dejar ir, en aceptar que la persona que te amó olvidó todas las promesas de amor, olvidó el compromiso eterno, y ese momento de impacto es la puerta por donde se debe partir, así como Leo, aceptando la pérdida definitiva del amor de Paige.


Sin embargo, la película es más optimista con respecto al desamor, pues aunque Paige no recupera la memoria, toma consciencia de los votos de amor que escribió para su matrimonio, no vuelve a sentir el amor de forma inmediata, pero decide construir a partir de los vestigios del pasado, como a veces pasa en el amor después del desamor: la gesta de construir algo nuevo, pero con la misma persona que amaste.

Edición
Gimena Collazos
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