top of page

El Fantasma del Paraíso (1974): una estrambótica y oscura tragedia cargada de mucho rock & roll

"Un artista puede crear cosas bellas, pero no debe poner nada de su propia vida en ellas", El Retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde.

Saúl Méndez

20 de noviembre de 2024

Phantom of the Paradise (1974), una película escrita y dirigida por Brian De Palma, acompañada con la música del brillante Paul Williams, retoma elementos narrativos del mito de Fausto, El Fantasma de la Ópera y El Retrato de Dorian Gray. Además, el joven De Palma, incorpora una "puesta en escena moderna" instaurada por el maestro del suspense, Alfred Hitchcock, y hace múltiples referencias a escenas emblemáticas, como el mítico asesinato en la ducha de Psycho (1960).  


En la actualidad, El Fantasma del Paraíso es considerada una película de culto entre los cinéfilos más irreverentes. Sin embargo, en su momento, apenas llegó a destacar y fue considerada un fracaso de taquilla. Sin contar todos los problemas a los que se enfrentó el director para poder estrenarla, como las amenazas de demandas realizadas por Universal Studios, y el manager de Led Zeppelin.


A pesar de las duras reseñas recibidas por críticos de la época, la repercusión que tuvo el fantasma en cineastas y artistas póstumos la rescató del olvido. Sumado al fenómeno del internet, se convirtió en una joya que solo aquellos intrépidos aventureros, ávidos de nuevas experiencias, logran apreciar. Y es que muchos, encontraron atractivos en la existencia de una psicodélica Opera-Rock de terror, tan atípica y plagada de referencias a grandes obras literarias y cinematográficas. 


En Phantom of the Paradise, el exceso es la media de todas las cosas, nada es demasiado dramático, ni demasiado trágico. Sobre todo, nunca hay suficiente rock & roll


Por otra parte, los sentimientos de agobio que De Palma retoma para escribir su extravagante película son tan humanos que, aún hoy en día, continúan atormentando a la humanidad. La venganza y el amor son elementos de la condición humana que, tras muchos siglos, continúan presentes en las grandes narrativas. El deseo, el hedonismo y la lujuria, juegan un papel importante para la construcción de los personajes del «Paradise». 


Winslow Leach, el joven protagonista, es un pianista y compositor que cae en las trampas del maléfico Swan, un famoso productor musical que desea poseer a la cantata de Winslow, inspirada en la leyenda de Fausto. El pianista, crédulo e ingenuo, confía plenamente en las promesas de Swan, y entrega el trabajo de su vida al maquiavélico productor. En el camino, Winslow conoce a Phoenix, una joven cantante que sueña con la fama. Tras una conversación, el pianista ve en Phoenix una musa, y se convence a sí mismo de que es ella la única que puede interpretar su cantata: Old Soul. Sin embargo, los sueños del compositor se vienen abajo cuando la mafia de Swan se apodera de la autoría de todo su trabajo y destruyen Winslow Leach. 


Tras la muerte metafórica de Winslow, nace el fantasma del Paradise, quien atormenta a Swan e impide que cualquier otro artista, que no sea Phoenix, interprete su hermosa cantata.


"Nunca dejaría que mis deseos personales afecten a mi juicio estético", Winslow Leach.


Winslow no es la antítesis directa de Swan. Ambos son personajes ambiciosos que sucumben ante sus obsesiones y están dispuestos a pagar un alto costo para cumplir sus sueños. La diferencia entre ambos radica en la visión estética y funcional del arte. Winslow, quien es más romántico, ve en el arte como la forma más alta de la virtud; por ello su tragedia es la flagelación en nombre de esa virtud. Mientras que para Swan, el arte es una forma de ganar poder, se ve a sí mismo como la máxima expresión de la perfección, por esta razón impide que cualquier otro sea su igual o más perfecto. Su tragedia es su narcisismo y la ambición de poder. Ambos personajes llevan sus deseos más íntimos hasta las últimas consecuencias y se convierten en víctimas de su propia ambición.


No obstante, el fantasma logra redimirse a través del amor puro e ingenuo que le profesa a su musa. No sin antes haber sufrido una segunda “muerte” metafórica al descubrir que su amor está condenado a no consumarse. 


El Fantasma del Paraíso es definitivamente una película atípica que toma inspiración en grandes problemas de la existencia humana, y los emplea para satirizar y criticar la industria del espectáculo. Su dramatismo operístico, casi farsesco, sumado a la espectacularidad de los shows musicales, le otorgan una personalidad tan única que no se había visto en muchos otros proyectos de su época. Incluso dentro de la filmografía de Brian de Palma, resultó ser toda una sorpresa.


El espectador, como dijo Tarkovsky, "es quien termina la película", puede identificarse con cualquiera de los estrambóticos personajes que deleitan con sus personalidades y obsesiones. Ya sea con el romántico Winslow, el maquiavélico Swan, la ambiciosa Phoenix o incluso el estrafalario Beef.


Edición
Natalia Villanueva Fernandez
bottom of page